Bernardo Lara, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Talca Campus Santiago, planteó que “me atrevería a decir que Chile ya está en posición de evaluar seriamente una reducción en la jornada laboral, aunque no de la magnitud sugerida”.
En la Cámara de Diputados se tramita el proyecto de ley que plantea reducir la jornada laboral a cuatro días de trabajo y tres de descanso, estableciendo que un inició tras la implementación de la norma se aplicarán 40 horas a la semana y, posteriormente, en el quinto año bajarán a 38 horas.
El director del Centro de Investigación en Economía Aplicada y académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Facultad de Economía y Negocios Campus Santiago, Bernardo Lara, realizó un análisis sobre los impactos que podría tener esta iniciativa tras su aplicación.
Lara plantea que “en una teoría económica más ortodoxa, reducir la jornada a 40 y 38 horas sería equivalente a subir los salarios por ley en un 11.1% y 15.6%. Aquello nos sugiere que las empresas estarían dispuestas a contratar menos trabajadores, e, incluso, a despedir algunos. Sin embargo, la producción de las personas podría no disminuir en la misma cantidad que las horas. Para entender esto, invito a los trabajadores y empleadores a que se pregunten si los empleados harían más menos lo mismo en una semana de trabajo de 4 días (ejemplo, semanas de fin de semana largo) que en lo que hacen en una semana de trabajo de 5 días. Si la respuesta es positiva, en ese caso no habría razón para una reducción en el empleo: se hace lo mismo, pero en menos tiempo”.
Sobre el efecto de aumentar el período de descanso a tres días, el académico señala que “la ventaja que se ha observado es que los trabajadores muestran una mayor felicidad y satisfacción. Esto puede resultar, incluso, en una mayor productividad. Adicionalmente, resulta amigable con la vida familiar de los trabajadores. En ese contexto, hay que destacar que Chile es de los países con mayor cantidad de horas trabajadas en la OECD, superado solo por México y Corea del Sur, curiosamente usado de forma habitual como modelo para Chile”.
Pero advierte: “Dicho lo anterior, sería importante entender que cambios muy bruscos sin mayor evidencia pueden causar problemas. La evidencia respecto a una reducción de horas de trabajo viene de Islandia y Microsoft Japón, casos que serían difícilmente comparables a la realidad de las empresas chilenas. Asimismo, hay que tomar en cuenta que un factor que permite una reducción de la jornada de trabajo es el aumento en productividad, algo en lo que Chile no ha brillado precisamente”.
Para el académico de la FEN UTalca Campus Santiago, es posible que esta legislación no sea para todos. Por ejemplo, explica que mientras un cargo de alto salario puede ajustar su jornada para hacer lo mismo, otros trabajos más rutinarios -en el caso de un cajero de supermercado- reduciría lo que lograría hacer en la jornada y podría terminar reemplazada por alguna tecnología, como cajas de autoservicio.
“Como señalé anteriormente, la evidencia está en casos que no son muy comparables con el caso chileno. No obstante, sí me atrevería a decir que Chile ya está en posición de evaluar seriamente una reducción en la jornada laboral, aunque no de la magnitud sugerida”, indica.
Otro de los efectos es la forma en que impactará en caso de micro y pequeñas empresas. Ante esto, Lara manifiesta que el Código Laboral chileno genera rigideces que no permiten muchas innovaciones laborales.
“En EE.UU., la semana de trabajo de cuatro días está siendo implementada por empresas de forma individual. Ello ocurre debido a que algunas empresas identifican como positiva la reducción de la semana laboral. Para que algo similar ocurra en Chile, una alternativa sería abrir un régimen especial de jornadas de 4 días y promover su adaptación. Aquellas firmas que quieran contratar a los mejores trabajadores podrían liderar su adaptación y atraer a los trabajadores deseados. Esto podría resultar en una posterior masificación de forma gradual y flexible a las diferentes realidades de las empresas”, finaliza.